Por Elizabeth Marván, con contribuciones de Jorge Granados y Roberto Prado
Los bancos mexicanos están en proceso de implementar los nuevos límites regulatorios denominados de ‘Grandes Exposiciones’ que la CNBV incluyó en las modificaciones a la CUB publicadas el pasado 17 de abril de 2023. Este requerimiento ya está a la vuelta de la esquina pues entra en vigor el 1 de octubre de 2023 para bancos clasificados como sistémicos y el 1 de enero de 2024 para las demás instituciones de crédito.
¿De qué se trata este cambio regulatorio?
Se trata de que los bancos no tengan demasiado riesgo concentrado en pocos clientes o grupos que estén vinculados entre sí y que, si lo tienen, no pase de los límites definidos y esté muy bien monitoreado. El propósito es poder anticipar y manejar oportunamente un posible ‘contagio’ entre empresas deudoras, particularmente donde alguna de estas pudiera representar una gran exposición para el banco.
“Con la implementación de la regulación de ‘Grandes Exposiciones’, el sistema financiero mexicano estará alineado al estándar de Basilea llamado ‘Large Exposures’, en el cual se fundamenta dicha regulación. Es un estándar muy relevante para dotar al sistema financiero de mayor solvencia, procurando la diversificación de riesgos y la identificación de posibles concentraciones no deseadas para mitigar el efecto dominó, como el que se observó en la crisis del 2008.” Jorge Granados, Director Ejecutivo Riesgo Crédito Mayorista, Banorte.
Este cambio regulatorio es primordialmente relevante en las operaciones de crédito a empresas, pero también tiene elementos aplicables a personas físicas que formen parte de un mismo riesgo común. Asimismo, considera tanto financiamientos como coberturas que sean usadas para reducir el capital que el banco tenga por riesgo de crédito.
Esa vinculación que la regulación denomina riesgo común tiene una definición más amplia de lo que previamente se reconocía. Es decir, previamente riesgo común implicaba solo vinculación o asociación por propiedad accionaria o por control, por ejemplo, un grupo empresarial donde hay una empresa consolidadora y una o múltiples subsidiarias.
Ahora se debe considerar también como riesgo común la asociación por interdependencia económica2, es decir, la vinculación que se tiene entre acreditados, por ejemplo, por ser clientes o proveedores de una empresa a un grado tal que pueden impactar los ingresos y/o capacidad de pago de dicha empresa.
En palabras de Roberto Prado, Director Riesgo Crédito Portafolio en Banorte:
“La nueva regulación amplía el concepto de riesgo común incorporando las relaciones de interdependencia económica, de tal forma que se puedan mantener identificadas las exposiciones de la Institución con grupos de contrapartes interconectadas. Contar con herramientas adecuadas para la identificación y gestión de la información se vuelve de vital importancia para la administración de las exposiciones y sus límites.”
De acuerdo con la regulación, una exposición debe ser etiquetada como gran exposición si supera el 10% del capital básico de la Institución.
Una vez etiquetada como gran exposición, los bancos deben observar un límite máximo del 25% del capital básico en cada gran exposición (15% en el caso de bancos sistémicos). Asimismo, se tiene un límite máximo de 100% del capital básico del banco para: 1) la suma de las cuatro mayores grandes exposiciones; 2) en su caso, la SOFOM del grupo financiero al que pertenece el banco cuando aquella sea etiquetada como gran exposición del banco; y 3) paraestatales o fideicomisos públicos que sean grandes exposiciones.
Hay especificaciones adicionales para el cálculo de la exposición en ciertos casos, incluyendo operaciones derivadas, operaciones con cámaras de compensación, fondos de inversión y bursatilizaciones, así como excepciones para entidades del gobierno federal.
¿Por qué es importante esta regulación?
Evidentemente cumplir con la regulación es de primordial importancia. Pero igual de importante es identificar las potenciales concentraciones de riesgo, particularmente cuando hay vinculación por interdependencia económica entre empresas deudoras, así como revisar cómo evoluciona, ya que esta vinculación es dinámica, no es estática.
Para ello los bancos tienen que solicitar esa información de las empresas acreditadas, particularmente de las que pudieran caer en la categoría de grandes exposiciones, lo que implica involucrar a las áreas de negocio que llevan la relación con dichas empresas.
Adicionalmente, es crucial tener mecanismos que permitan reducir fácilmente la concentración en un grupo de riesgo común para evitar que exceda los límites establecidos por la norma.
Los bancos deben monitorear los límites de forma dinámica buscando prevenir excederlos o, si tiene que exceder el límite regulatorio, entonces se deberá reconocer dicha concentración en el capital neto.
¿Cuáles son los mayores retos de implementar este cambio regulatorio?
El principal reto para implementar la nueva regulación es adquirir, integrar y gestionar adecuada y controladamente todos los datos que se requieren con suficiente granularidad y oportunidad: operaciones de financiamiento y sus características, garantías y garantes, pertenencia a un grupo de riesgo común, interdependencia económica entre acreditados, entre otros.
Definitivamente los límites de grandes exposiciones no son un requerimiento sencillo que un banco quiera calcular manualmente cada mes. Es crucial que se implemente un proceso automatizado para reducir no solo el riesgo operativo y el costo de operarlo manualmente, sino para asegurar que el riesgo de concentración en grandes exposiciones es identificado y gestionado oportunamente.
Y aquí aplica el proverbio cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar, pues este tipo de regulación está en anteproyecto para ser aplicado a los almacenes generales de depósito, casas de cambio, uniones de crédito y SOFOMES reguladas.
Elizabeth Marván es especialista en riesgos financieros, gobierno corporativo y tecnología aplicada a los negocios; es co-fundadora de Rhisco Group y responsable del desarrollo de negocio en su empresa; es consejera independiente en Banco del Bajío e inversionista, apasionada en temas de inteligencia artificial y riesgo climático.